Dia Mundial del Sueño Feliz - 29 de Junio




Qué gran iniciativa. Así debería ser siempre el sueño, ¡Feliz!. ¿Cómo iba a ser si no?.

Ya he hablado en otras ocasiones del sueño y el dormir en general, y el de Paula en particular, por tanto, poco me queda más por añadir.

¿Argumentos científicos para acompañar a nuestros hijos y respetarles en el proceso de dormir?. Todos los que se quieran y más en Dormir con tu bebé. Una guía para padres sobre el colecho (Dr. James J. Mc Kenna) y en Dormir sin lágrimas (Rosa Jové).


¿Argumentos emocionales?. Cada cual tendrá los suyos. Los míos los hay a miles. Quizás los más importantes, que nos gusta, que lo disfrutamos y que todavía no he encontrado ningún motivo para no hacerlo.


Pero creo que en los dos post que menciono más arriba queda de sobra explicada y argumentada mi postura en estas cuestiones. 


¡Me encanta que exista este día! Espero que se una mucha gente a la iniciativa, y sobre todo que aprovechándola, cada vez haya más información rigurosa al alcance de todos para que las decisiones respecto al sueño de los peques se tomen sabiendo todo lo que hay que saber.

El llanto infantil y la guardería

Es imposible ignorar el llanto infantil, reza el título de un artículo de la revista fayerwayer.com. El mencionado artículo hace referencia a un estudio publicado por psicólogos de SUNY y la Clark University en Estados Unidos. Parece ser que no es posible concentrarse en una tarea si se escucha llorar a un niño.

Y así debería ser. El llanto de los bebés tiene toda la pinta de haber sido durante millones de años una estrategia evolutiva que ha hecho perpetuar la especie, haciendo que los bebés más protestones que crecían en las cuevas y en la selva, llamasen la atención de sus mamás si éstas se alejaban, para no quedar a la intemperie y desprotegidos ante depredadores o ante el frío de la noche. Esas mamás de esos bebés protestones que lloraban a pleno pulmón, como estaban diseñadas para no soportar oír llorar a sus bebés, acudían de inmediato a consolar y proteger a los pequeños australopithecus. Deduzco que todavía debemos llevar grabado en nuestros genes algo de todo esto, y de ahí los resultados de ese estudio. "No soportamos oír llorar a un niño".

El llanto de los niños sirve para algo, y hay que atenderlo cuando se produzca. Pero lejos de esto, en nuestra cultura actual occidental, se tiende a lo contrario. No sé muy bien cómo ni cuándo, ni de qué manera, la sociedad ha llegado a la extraña conclusión de que el llanto de nuestros bebés es algo molesto e inútil que hay que extinguir. ¿Y cómo se extingue una conducta indeseada?. Está claro, ignorándola. Haciendo que no vaya seguida de ningún refuerzo positivo para el que la emite.

Cierto es, que ya no suele haber depredadores de los que protegernos, ni dormimos en cuevas ante el frío, pero desde mi punto de vista, el llanto ha ido evolucionando con nosotros, convirtiéndose en una herramienta excelente para predecir que algo no funciona bien. ¿El qué?. Hay que averiguarlo. Alguna de las muchas necesidades físicas o emocionales del pequeño no están cubiertas. Pensemos que dependen al cien por cien de los adultos, y sin embargo prácticamente su única forma de comunicarse con nosotros es esa.

Y leyendo este artículo me encontraba, cuando se me vino a la cabeza la imagen del viernes pasado al entrar a la "guarde" a buscar a mi pequeña, justo a la hora en la que casi todos acaban su siesta. La cuidadora auxiliar se encontraba cambiando el pañal a un bebé y según entré por la puerta, ya podía oír desconsolada a mi bebé como lloraba. Entramos su papá y yo, y detrás nuestro entraba también a la clase su cuidadora habitual que llegaba en ese momento al aula. Se me partió el alma. Mi marido empezó a decir que cómo tenían así a la niña llorando, y con mucha razón nos contestaron que "no sé quién" se había despertado antes. Totalmente de acuerdo, pero ... ¿no podría decirle aunque sea de lejos unas palabras de consuelo?... Hablarle para que sepa que alguien está ahí, que en este momento no puede acercarse, pero que está ahí para en cuanto pueda, ir a socorrerla...

La tranquilidad y parsimonia con la que actúan ante este tipo de situaciones es pasmosa. Me deja literalmente helada. ¿Porque yo no estoy quizás tan habituada a escuchar llorar bebés y ellas sí?. Puede ser... Puede ser por eso, que ante la habituación a un estímulo durante mucho tiempo, lleguemos a casi ni percibirlo, o peor aún, a percibirlo y poder desarrollar cualquier tipo de tarea sin la más mínima interrupción y con total concentración.

Vaya por delante que creo que las cuidadoras de la guardería son personas cariñosas, y que se les ve disfrutar y contentas con los peques, pero a pesar de esto... lo que vi no me gustó. Quizás también influye que lo que verdaderamente no me gusta es tener que llevarla y no poder cuidarla yo misma. Que estoy sufriendo casi tanto como ella esta separación, y que lleva algo más de una semana y ya está enferma... Y que me muero por dentro cada mañana cuando me despierto a su lado y sé que tenemos que ir.




Amenorrea por lactancia materna

La última vez que asistí a mi ginecóloga por las molestias que todavía de vez en cuando siento en la zona de la episiotomía, tras confirmar que la cicatriz estaba según ella perfecta (ni fibrosada, ni endurecida ni nada de nada), me preguntó si aún daba el pecho y si me había venido alguna regla. Le dije que sí daba el pecho y que aún no había tenido la regla.

Al parecer, esta falta de menstruación por la lactancia, hace que hormonalmente no estemos funcionando todavía igual que antes, y en consecuencia la zona esté mucho más reseca por la falta de producción de flujo.

La amenorrea que se produce de manera habitual durante la lactancia materna (siempre que se den determinadas condiciones), es el método anticonceptivo de la naturaleza. El que durante millones de años funcionó para que mamás y bebés tuvieran más probabilidades de sobrevivir, espaciando los nacimientos en cada mujer entre dos y cuatro años, perpetuando así nuestra especie, cuando no existían otros métodos de anticoncepción.

Aún a día de hoy, en muchas sociedades y tribus cazadoras y recolectoras, o en culturas no tan occidentalizadas, sigue siendo el método que la naturaleza impone para que las madres puedan dedicarse por entero a sus bebés indefensos, hasta la llegada del siguiente.

La lactancia materna es el método anticonceptivo más usado del planeta, aunque no sepamos que lo usamos. Claro, que hoy en día, en nuestra sociedad, deberíamos ser conscientes de las condiciones y limitaciones que puede conllevar, sobre todo si no se está llevando una lactancia exclusiva y a demanda, (digo a demanda, puesto que si amamantamos a demanda de verdad, es muy difícil que pasen más de 4 horas sin que el bebé succione).

En mi caso, ya vamos a por el séptimo mes, y desde el sexto, la lactancia ya no es exclusiva, aunque sí a demanda y por tanto muy a menudo. Pero la menstruación aún no se ha presentado.

La menstruación puede aparecer sin ovulación anterior, pero no puede haber ovulación sin menstruación posterior, a no ser que se haya quedado una embarazada.

Las causas fisiológicas de esa falta de ovulación son de origen hipotálamo-hipofisario. Debido a la disminución de la producción de estrógenos y progesterona, el endometrio no se desarrolla. Esto viene dado, porque junto a la liberación de prolactina (hormona encargada de la producción de la leche), se da una disminución de la liberación de gonadotropinas (hormonas implicadas en la reproducción), lo que hace que no maduren los folículos ováricos y no se produzca la ovulación.

En el momento en el que comenzamos a introducir otra alimentación y a espaciar las tomas de pecho, los niveles de prolactina bajan, y por tanto puede producirse la ovulación.


De momento, me encuentro dentro de todo este proceso, y aún no sé cuándo los ciclos empezarán a desarrollarse como antes del embarazo, por tanto, debo esperar a qué suceda y tener un par de reglas, según indicaciones de la ginecóloga, para saber si de esto dependían las molestias y sensación extraña en la zona.

Por ahora, seguiremos con todas las tomas que podamos, de día y de noche, y ayudándonos de nuestro sacaleches en el trabajo, también podrá hacer su toma en la guarde,  y que la naturaleza y la biología, que son más sabias, hagan el resto.

Las etiquetas y los bebés

Siempre me he preguntado por qué las etiquetas que marcan las prendas de ropa están cosidas con hilos de nylon y llevan esos picos que tanto daño hacen cuando rozan la piel.

Supongo que no soy la única que ha salido un día de casa al trabajo o a donde sea, y no ha podido descansar, ni parar de rascarse y de retorcerse hasta que ha logrado que alguien le arranque la maldita etiqueta. A mi personalmente me puede llegar a convertir el día en un infierno!.

Y me pregunto, ¿cuál es la razón mágica para coser las etiquetas con ese hilo punzante y que estén hechas con ese tejido tan duro y puntiagudo?. Por favor, que me lo expliquen.

Cuando tuve a Paula, pensé que con la ropa de los bebés no habría ese problema. Que serían mucho más cuidadosos con hilos y tejidos. Pero me he dado cuenta que NO! La gran mayoría de las etiquetas, y aseguro que da igual la calidad y precio de la prenda en cuestión, están cosidas y fabricadas de igual manera y con los mismos hilos. Yo cada vez que compro algo o le regalan algo a Paula, me dedico a comprobar si la etiqueta hace daño o pincha, y en consecuencia, a descoserla cuidadosamente.

Puede parecer a primera vista algo sin importancia como para dedicarle un post. Pero de verdad, en el caso de los bebés me parece mucho más grave. Me intento imaginar lo que debe ser tener algo que me pincha y me araña en la piel del cuello o de la espalda, y no poderme rascar, ni tocar, ni llevar la mano a la dichosa etiqueta para separarla durante unos segundos y darme un respiro.

Ellos tienen unas pieles muy sensibles, y sólo dependen de un adulto para atender cualquier necesidad tan tonta como esa. Y si el adulto en cuestión no sabe lo que le pasa, es difícil que le pueda aliviar. Y claro, lo único que le queda al pobre o la pobre es llorar desconsoladamente!.

Por eso, "Señores Cosedores de etiquetas", por favor, cambien el tejido y los hilos, y sobre todo en la ropa de los más pequeños!. Mientras tanto, las mamás y papás seguiremos atentos a este pequeño detalle que puede ser tan importante para los peques.

 ¿Será una cuestión económica?. Sólo se me ocurre pensar eso, porque si no, no puedo imaginar a qué cabeza pensante se le puede ocurrir coser una etiqueta que está en contacto con la piel, con ese tipo de hilo.


El Sueño de Paula

Desde que Paula estaba en la barriguita, yo ya tenía claro que los niños durante sus primeros meses o años, duermen en la habitación con los papás. ¡Y me daba igual lo que me dijesen otros! Me da igual si se acostumbra, decía yo, de hecho ¡lo prefiero!, porque es lo que a mi me gusta y madre mía, ¡qué disgusto si ella prefiriese dormir solita en una habitación!, ja ja ja, me tendría que aguantar pero lo pasaría mal.

Al principio, como ya he dicho en algún que otro post, Paula nunca lloraba, de hecho han pasado más de seis meses y prácticamente sigue sin hacerlo, o sólo en momentos muy puntuales.

Yo casi nunca la soltaba, casi siempre estaba enganchada al pecho y la mayoría de las veces, era así como nos quedábamos dormidas en la cama. Ella tiene su minicuna pegadita a nuestra cama, y en algunas ocasiones la usa. Se la ve también muy a gusto en ella, siempre cerca de mi, pero lo cierto es que la mayoría de las ocasiones duerme en nuestra cama. Es una delicia. Y por qué no decirlo, una comodidad para mi al darle el pecho.

El caso es que todo el mundo me decía, "no la cojas tanto, no la acuestes contigo, no hagas tal o cual cosa... con lo buena que es y la vas a malacostumbrar tú". Dichosa palabrita, "malacostumbrar". Pero ¿qué sabrán los demás cuáles son las buenas costumbres en mi casa?. En mi casa es una buena costumbre dormir todos juntitos en la cama, darnos calor, afecto, consuelo y mucho amor. Y creo que a Paula también se lo parece.

Tiene su habitación, la que por cierto nos encanta y que hicimos y decoramos con mucho amor, la usamos para cambiarle, vestirle, jugar, darle el pecho, etc. Pero por la noche, nos gusta más estar juntos. Y de momento así será.

Es muy bonito. Se lo recomiendo a todo el que tenga un bebé. Así el tiempo que disfrutas de ellos se alarga también durante las horas nocturnas. Para dudas o miedos que puedan surgir ante el colecho, recomiendo el libro "Dormir con tu bebé. Una guía para padres sobre el colecho" del Dr. James J. McKenna, director del Laboratorio del Comportamiento del Sueño Maternoinfantil de la Universidad de Notre Dame. Una manera muy amena e interesante de documentarnos con precisión y exhaustividad y de despojarnos de prejuicios impuestos por una sociedad que desaconseja el colecho con argumentos poco científicos y fiables.


También nos muestra las ventajas del colecho para los bebés y la lactancia.


De esta maravillosa guía extraigo y resumo algunas normas para practicar colecho de forma segura. 


LO QUE SIEMPRE DEBE HACER:


- Asegúrese de que el bebé duerme sobre una superficie limpia, firme y que no esté acolchada.
- El entorno de su bebé debe estar siempre libre de humo. El bebé no debe dormir en la misma cama que un progenitor que fume (da igual dónde).
- Coloque a su bebé boca arriba para dormir.


LO QUE NUNCA DEBE HACER:


- Compartir cama si alguno de los padres ha consumido alguna sustancia que cause alteración de la conciencia o somnolencia.
- Compartir cama si alguno de los padres está enfermo o agotado, hasta el punto de no poder responder al bebé.
- Compartir cama si existe algún espacio entre la cama y la pared donde el bebé podría caer y quedar atrapado.
- Compartir cama si la persona que duerme junto al bebé es considerablemente obesa.
- Compartir cama si los hermanos mayores que no entiendan el riesgo de asfixia, duermen en la misma cama que los bebés menores de un año.
- Compartir cama si algún animal compartirá la cama con el bebé.
- Dejar a un bebé en la cama de un adulto sólo y sin supervisión.
- Utilizar ropa de cama gruesa.
- Dejar que algo cubra la cabeza o cara del bebé.
- Vestir a su bebé con demasiada ropa.
- Dejarse suelto el cabello largo o utilizar pijamas o camisones con cuerdas o lazos.


Para terminar dejo aquí este vídeo que he encontrado que es una dulzura. Si después de verlo, alguien me dice que no le han entrado ganas de mandar todas las normas al carajo y compartir la cama con su bebé, seguro me está mintiendo.
¡A colechar y a disfrutarlo!