Ingrata sorpresa

Estando embarazada, cuando fuimos a comprar el cochecito de Paula y algunos artículos de esos que crees de necesidad... me hicieron una suscripción gratuita a la revista Mi bebé y yo. Durante seis meses la recibí en casa tal y como me habían informado. La hojeaba y leía cada mes, y algunos de los artículos me parecían bastante interesantes. En definitiva, la línea que seguían en general me gustaba.

Una vez se acabó la suscripción gratuita a los seis meses, me siguen enviando los artículos destacados vía mail. Cuando puedo y tengo algo de tiempo les echo un vistazo. Y lo último que me he encontrado, es esta ingrata sorpresa en este enlace.

Cuando lo empecé a leer, pensé que era una broma. Pero ¿qué dicen?. ¿Cómo se puede escribir algo con tan poco rigor y soltando afirmaciones totalmente infundadas y con argumentos tan poco científicos?.

Estamos hablando de aconsejar a las mamás y papás, no atender inmediatamente a sus bebés cuando lloren, a dejarles un rato llorando para que no piensen que son nuestros dueños. Resulta que para que el bebé se de cuenta que es una persona diferente a sus padres, hay que dejarle un rato llorando y chillando antes de acudir a cogerle. Y debe y puede aprender pronto a autoconsolarse.

Menos mal que se han molestado en aclarar que ¡podemos estar tranquilos!, NO es un comportamiento cruel e irresponsable. Menos mal que nos lo avisan, porque claro, cualquiera que lo lea, podría pensar enseguida que estos de la revista se han vuelto locos recomendando a millones de padres lectores que no deben atender a sus hijos rápidamente. Eso es justo lo que yo pensé al leerlo. Ahora me quedo mucho más tranquila...

¿En qué se basan? Hasta se atreven a decir en qué momento tienes que decirle que NO a tu bebé y ponerle límites. ¿En serio?. ¿A mi bebé de 8 meses?.

Y lo mejor de todo es que en ningún momento se cita ningún estudio, ningún autor, libro, nada de nada que suene a medianamente riguroso y que nos argumente por qué narices es bueno que nuestros hijos se acostumbren a que cuando lloren no vamos a atenderles rápidamente.

Yo he estudiado cinco años de carrera de Psicología y nunca me han enseñado nada de eso... De hecho, más bien he llegado a la conclusión contraria con el paso de los años y la lectura de muchísimos libros y estudios sobre el tema.

Creo que si atiendo a mi hija en cuanto se ponga a llorar, al igual que haría con cualquier otro ser humano, no va a aprender que soy su esclava y ella mi dueña, simplemente va a aprender que su mamá estará ahí siempre que pueda y me necesite, lo cual le hará sentirse segura y como consecuencia ser más autónoma y tener más confianza en sí misma y a su vez en mi.

Si la dejo un ratito llorando antes de ir a ver qué le pasa (por cierto no nos dicen cuánto, ¿cuánto tiempo señores debemos contar, hasta poder ir a cogerle?, 5 minutos, 10, media hora?...), yo creo que lo que aprenderá es que para conseguir mi atención, mi ayuda y mi consuelo debe llorar un buen rato antes. Así que no veo yo cómo va a aprender a autoconsolarse, si no más bien todo lo contrario.

Estoy un poco cansada de leer este tipo de cosas. Por favor, no más consejos gratuitos sin argumentos y con tan poco rigor. Es un tema muy importante y trascendente. Y menos hacerlo en un medio que llega a tanta gente.

Pegar o no pegar... Esa NO es la cuestión...

O no debería serlo. ¿Por qué se cuestiona?. ¿Por qué se somete a debate?. Algo está yendo mal.

En los últimos días, he formado parte de varias conversaciones en las que se hablaba sobre el dichoso "cachete a tiempo". Y digo que he formado parte, porque estaba presente y las escuchaba, pero sin opinar en ninguna de ellas. ¿Por qué?, porque me siento como un salmón nadando contra corriente, porque en el único sitio en el que siento que no estoy sola en mis pensamientos es aquí dentro, leyendo a un montón de personas, papás y mamás que han reflexionado mucho y que argumentan de manera contundente lo que dicen y piensan.

Pero cuando salgo a la calle, cuando salgo de mi pequeño castillo burbujil..., entonces parece que todo se vuelve gris, y que de repente han desaparecido todas esas mamás y papás, esos que al igual que yo, saben que no se debe pegar, ¡A NADIE!. Que si se hace está mal, que si se pierden alguna vez los nervios y se pega, ¡ESTÁ MAL! y hay que disculparse, pedir perdón y reflexionar sobre lo ocurrido para que no suceda más. Que el niño es un ser humano con los mismos derechos y que merece el mismo respeto que los adultos.

Como decía he tenido que ser testigo de varias conversaciones últimamente en las que se hablaba sobre pegar y no pegar, si cachete o no cachete, que si manotazo por aquí o azote por allá... ¿Por qué?.

¿Por qué se somete a opinión pública algo que no está permitido por la ley?. Algo que en el peor de los casos es una falta absoluta de respeto y una humillación contra la persona que lo sufre. Ni siquiera me gusta alzar la voz en estos casos para dar mi opinión, ¡porque no debería ser una opinión!. ¿Hasta cuándo va a estar justificado?. No entiendo nada. No entiendo por qué sí respetamos (en la mayoría de los casos) que a un adulto no se le pega, no se le grita ni se le dan manotazos, (incluso cuando te saca de quicio y te pone de los nervios), pero a un niño sí... ¿Por qué?. No quiero ir más allá y achacarlo todo a la superioridad física, y al saber que no puede contigo, que no puede responder con la misma moneda, porque ya eso me parece muy fuerte. Pero es que no se  me ocurre otro motivo para que se justifiquen esos comportamientos sólo cuando se trata de los niños.

En las conversaciones de las que fui testigo y las cuales han motivado este post, por lo indignada que me sentí, y aún siendo en diferentes escenarios y con distintas personas, una de las cosas que me chocó fue el que se dijese, "todos hemos cobrado de pequeños y no tenemos traumas".

¡¿Cómo?!...

Pues mire usted, que no estoy yo tan segura... ¡Yo sí que no tengo traumas!, que a pesar de que alguna vez "he cobrado" como suelen decir, no defiendo ni justifico en absoluto el pegar ni a un niño ni a nadie. De hecho no puedo estar más en contra de la violencia. Pero todas esas personas que "habiendo cobrado" siguen pensando que ese es un camino a elegir para la educación de sus hijos... esas personas SÍ QUE TIENEN TRAUMA. A mi alguna vez mi madre me pegó de pequeña algún cachete o azote, lo recuerdo y en algunas ocasiones hasta lo comentamos. No está orgullosa, de hecho ni siquiera le gusta admitirlo, siempre dice que "a veces me ponías de los nervios", pero nunca admitiría que aquello estuvo bien.

No tengo ningún trauma, quiero a mis padres con locura y ellos a mi también, a pesar de que todos habremos hecho cosas de las que no nos sentimos orgullosos. Además mis estudios me han enseñado otras maneras de gestionar mis emociones. Odio la violencia en cualquiera de sus formas y con cualquiera que sea.

Pero frases como "le di un tortazo en la boca porque me contestó mal", "la cojo de la coleta y la llevo a la habitación", "no sé por qué pega tanto, y eso que cada vez que lo hace le doy en las manos"... me chirrían en los oídos, no lo puedo evitar. Las he tenido que escuchar últimamente, en contextos de lo más variopinto, y cada vez que ocurre me vengo a casa triste, muy triste.

Por favor, hagamos ejercicio de autocrítica, el camino se demuestra andando. Hay que dar ejemplo y despojarnos de todas esas décadas y siglos de educación a base de riñas, castigos y golpes. Tenemos que dejar todo eso atrás, empezar a educar desde la libertad, desde los valores de respeto mutuo y amor al prójimo, y no se puede hacer de otra manera que con el ejemplo.

Condenados a la extinción

Esto es lo que se me viene a la cabeza en los últimos días, cuando leo determinadas insensateces y aberraciones sobre la lactancia, la crianza, y el cuidado del ser humano en general.

¿Es posible que estemos tan mediatizados por el sistema consumista en el que nos hemos metido, que estemos renegando de nuestra propia naturaleza, de nuestro comportamiento como mamíferos, como animales sociales que somos?... Parece que sí es posible... De veras ¿puede una especie sobrevivir al paso de los siglos con unos comportamientos cada vez más y más alejados de lo que la naturaleza dicta para ellos?... Me da a mi la sensación que es cuánto menos, difícil.

Tal como leí hace días en un artículo precioso sobre la sexualidad y la lactancia (me he vuelto loca buscando el enlace para copiarlo pero no ha habido manera..., así soy yo últimamente), el sexo y la lactancia son las dos conductas a través de las cuales se perpetúa la especie, y como tal, han de ser conductas placenteras para cualquier mamífero, de no ser así, evolutivamente no habrían perdurado durante millones de años y por tanto la especie se habría extinguido.

Ahora, en los últimos siglos, tristemente todo está cambiando. Nos cuestionamos continuamente lo que es natural, reivindicamos la libertad e igualdad de la mujer de la manera errónea. Y para muestra un botón, el artículo de la columnista de El País es como de broma. Me avergüenzo en lo que me toca, pues no entiendo francamente como una compañera de profesión (o más bien de formación en mi caso), puede lanzar este tipo de conclusiones. Me pregunto, ¿no será que la angustia que dice que sienten esas mujeres que amamantan a sus hijos, viene dada de la incomprensión de la sociedad en la que vivimos y de esas parejas que deciden no acerarse a ellas porque huelen a leche?. ¿Estamos locos o qué?.

Lo primero en lo que pensé fue en escribir indignada al periódico, pero ya lo hice en su día a La Vanguardia y me sirvió de bastante poco. Quizá lo mejor sea no darles importancia, pues seguramente lo que buscan es generar polémica, y con esto darse publicidad... Otra alternativa no se me ocurre la verdad.

Así mismo, también he tenido que leer la semana pasada opiniones de una modelo de profesión sobre lo inadecuado de dar de mamar a un hijo más allá de los seis meses...

En fin, como digo, me parece cuando menos triste, muy triste. La lactancia es una conducta intrínseca a cualquier mamífero y como mamíferos que somos no deberíamos cuestionarlo, y mucho menos utilizarlo como algo perverso que va en contra de la feminidad y de la igualdad de la mujer.

Quizá, y sólo quizá, lo que deberíamos cambiar no es la conducta de la lactancia, que es evolutivamente uno de los pilares de la perpetuidad de nuestra especie, si no la sociedad en la que nos hemos convertido, en la que hasta las propias mujeres reniegan de una de las cosas más maravillosas que la maternidad te puede regalar, todo ello debido a lo que nos han ido inculcando durante años y siglos, y que nos ha despojado de la verdadera manera de vivir la sexualidad femenina, con todas sus fases y etapas, incluida la lactancia.

Que no amamantar se haya convertido en una opción, pues vale... me parece hasta bien. Pero por favor, basta ya de estupideces. Quien no sepa, o no quiera saber, ¡que no opine por favor!


De tetas, brazos y abrazos

El otro día me llegó al correo un artículo sobre lo importante que es coger a los niños en brazos, y me encantó. Es claro, bonito y muy interesante. Quería dejar aquí el enlace porque además cita libros que tienen muy, pero que muy buena pinta. Lo escribe Cristina Silvente,  Psicóloga de la Salud y Perinatal.

Mientras lo leía, mi mente empezó a divagar de un tema a otro, incluyendo el tema de la teta o la lactancia, de ahí mi título, y de cómo el prisma desde el que nos muestren un tema, es de suma importancia a la hora de posicionarse al respecto.

Y aprovechando que estamos en la Semana de la Lactancia Materna, he querido plasmar mis divagaciones, en las que no estoy sola, por lo que ya he leído en algunos de los blogs de mamis y papis alguna vez.

Me refiero al enfoque que se da, casi siempre que se habla en defensa de la teta, de coger en brazos y de los mimos a los bebés. Y es que siempre se nos dice ¿Por qué es tan importante y tan buena la lactancia materna? ¿por qué es tan importante coger en brazos al bebé?, acariciarle, besarle, abrazarle, piel con piel...

Y la cuestión que a mi se me viene a la cabeza enseguida es; ¿no será que NO es que sea tan importante y tan bueno hacer todo eso, si no que lo que es malo malísimo es NO HACERLO, y hacerlo es simple y llanamente LO NATURAL?. ¿Qué tipo de sociedad hemos creado, que nos tiene que recordar a cada paso que acariciemos, besemos y cojamos a nuestros hijos?. ¿Qué tipo de sociedad estamos formando, en la que amamantar como mamíferos que somos, se convierte en un tema del que hay que hacer campaña, mostrando sus bondades y privilegios para que las mamás no cambien todo eso voluntariamente por algo mucho peor?...

Se nos habla de las bondades de la teta, y vaya por delante que soy la primera en pensar que las tiene (sobre todo las psicológicas), de las bondades del contacto piel con piel y los brazos, de cocientes intelectuales más elevados, mayores autoestimas, mejor salud mental presente y futura... y un largo etcétera.

Y yo me pregunto; si lo normal y lo que la naturaleza ha programado para nosotros los mamíferos, es dar la teta a nuestros hijos y tenerles cerquita nuestro y en contacto continuo mientras son cachorros, lo más lógico es pensar que no es que los que maman y son muy cogidos, besados y tocados por sus progenitores sean más listos, más seguros y más de todo, si no que los que no lo hacen, lo son menos.

¿Es lo mismo?... Parece, pero yo creo que no... Sólo digo, que más que hablarse de los beneficios de una cosa, ¿por qué no hablamos de los perjuicios de otra?. Supongo que porque no interesa...

No interesa que se hagan campañas en las que se diga que entre los niños alimentados con leche artificial va a haber un porcentaje más elevado de diversas infecciones, enfermedades, y hasta ciertos tipos de cáncer. Y que además la media del cociente intelectual en este grupo de niños va a ser ligeramente más baja, por nombrar sólo algunas de las cosas. ¿Por qué? Pues porque no vaya a ser que a mamás y papás les de por informarse y decidan dar el pecho a sus bebés y dejen de comprar toda esa leche... Que no digo yo con esto, que la leche artificial sea veneno, es una opción más, y de hecho afortunadamente, cada día mejoradas y más adaptadas para nuestros pequeños. Sólo digo que hay que tener toda la información dispobible y verídica para tomar una decisión u otra. O en el caso de que no haya otra opción, por lo menos saber cuánto más mejor, para poder suplir con otras cosas lo que no se les da con el biberón.

Pues mire usted, que yo encantada de que mi niña sea muy lista y muy sana... A mi me encanta conocer e informarme de todo lo que la teta transmite, de todo el calor y amor que con ella damos, así como las incontables propiedades nutritivas y protectoras. Leo libros, artículos, revistas y estudios científicos sobre la lactancia, los bebés, la crianza, el contacto con los hijos, etc. y después elijo lo que considero que es mejor para ella y para nosotros. Pero no sé por qué me da a mi que lo que nosotros hacemos en casa no deja de ser lo natural, lo normal para un bebé humano, por lo que me temo que lo que vamos a obtener de ello es lo normal, y no más....

¿La realidad?. No la puedo saber con certeza. Entre tanto, nosotros seguiremos haciendo lo que hacemos, que no sé si le hará más lista que alguien, lo cual la verdad es que me importa bastante poco, pero sí que seguro le hará más feliz. Y eso, a fin de cuentas, es lo que importa.

¡FELIZ SEMANA DE LA LACTANCIA MATERNA 2012!


Día Mundial de la Lactancia Materna



Antes de que naciera Paula, yo pensaba que la Lactancia Materna era simplemente el mejor alimento que se le podía ofrecer a un bebé. Nada más y nada menos.

Ahora que Paula tiene ya ocho meses, y que la lactancia ha sido una de las mejores cosas que las dos hemos compartido, sé que no es sólo eso. Es mucho más. Muchísimo más.

Es conexión. Es vínculo. Es como si el embarazo se hubiese prolongado durante todo este tiempo y la lactancia actuase a modo de placenta, alimentando y proporcionando todo lo necesario al bebé en su justa medida, en su justa temperatura y en su justo momento.

Me encanta llegar cada día y sentarme con ella encima, que está deseando tanto como yo que llegue este momento del día, nuestro momento... Siento sus manitas acariciándome, su tripita contra mi, y siento como en ese momento está recuperando mucho más que su apetito, está recuperando las horas separadas, las caricias, el contacto piel con piel que no hemos tenido. Todo ello igual de importante y necesario.

Ya conté hace un tiempo, cómo había sido nuestra lactancia desde el nacimiento y hasta los seis meses. Ahora, dos meses después, y una vez incorporada al mundo laboral fuera de casa, y superando ciertas dificultades, sé que es posible seguir lactando si se trabaja fuera del hogar, y me siento fuerte y poderosa por superar con éxito cada dificultad, cada comentario y opinión sobre nuestra lactancia, cada traba que ha surgido y que te van poniendo en el camino, no sólo el mundo laboral, también la gente que te rodea, los sistemas de salud, etc., y por todo lo que le transmito y le doy junto con la leche.

Pienso en el día que esta etapa llegue a su fin y me da mucha pena. 

Sé que comenzarán otras etapas igual de bonitas y con otros momentos especiales, pero lo que nos da a las dos La Lactancia, eso no se puede comparar con nada. 

Y si además de todo eso..., encima es bueno para la salud física y mental de mamás y bebés, y también para el planeta...

¿QUÉ MÁS SE PUEDE PEDIR...? 

¡POR UNA LACTANCIA LARGA Y FELIZ PARA TODOS LOS BEBÉS DEL MUNDO!