¿Concilia... qué?

Eso, ¿concilia... qué?...

Con esto de tener a la sobri ingresada en el hospital desde hace ya más de una semana, me ha dado por pensar en varias cosas que tienen que ver con la hospitalización de los más pequeños. Unas, las que me ocupan en este post, y otras de las que hablaré en otra entrada para no alargarlo mucho.

Mi madre, es decir, la abuela de la niña, tuvo su permiso correspondiente de tres días (que son dos por ley, ampliado a tres por convenio) por la hospitalización de su nieta, o sea, familiar de segundo grado de consanguinidad. Y a mi hermana, la madre de la criatura, por su primer grado de consanguinidad correspondiente... ¿qué cuánto en este caso?... pues ¡los mismos tres míseros días! que se dan hasta el segundo grado (recordemos que siguen siendo dos, ampliados a tres por su convenio).

La verdad es que nunca me había parado a pensarlo. No había tenido la necesidad afortunadamente. Ahora que se nos ha dado el caso en la familia, lo pienso y me dan escalofríos. Mi hermana ha podido cambiar una semana de vacaciones que se había dejado para las navidades y la ha añadido a los tres días que por convenio le corresponden. Aún así, el viernes finalizará este período. Y como la cosa ha sido complicada y todavía le quedan días de estancia en el hospital, cruzaremos los dedos para que el fin de semana le den el alta, porque si no, ¿cómo se supone que actúa una madre?. ¿Se va a trabajar su jornada de 8 horas dejando a su hija sóla en el hospital con 11 años?.

Francamente, no me parece viable. Un niño ingresado debe estar acompañado por sus padres. Para empezar, si en un determinado momento surge una complicación y hay que intervenirle o hacerle cualquier prueba de inmediato... ¿Quién la autorizará?. No pueden intervenir de forma urgente, tanto si es una prueba médica como una operación quirúrgica, a un niño pequeño sin la autorización de mamá, papá, o en su defecto su tutor legal. ¿Qué pasa entonces?.

Sé que existe una baja para uno de los dos padres trabajadores, cuando el niño padece cáncer u otra enfermedad grave. Lo que no sé es si se ha hecho un listado con las enfermedades que sí son graves y las que consideran que NO lo son. Pero claro, si mi hijo está ingresado porque se le ha complicado una apendicitis a peritonitis, aunque esté grave y para mi sea lo más importante del mundo acompañarle en esos momentos, da igual. Creo que eso no se considera grave. Te aguantas y punto.

Cada día me asombra más lo poco que tenemos en cuenta a nuestros pequeños y el poco lugar que ocupan en nuestras aceleradas y ocupadas vidas. En vez de adaptarnos nosotros a sus necesidades, les obligamos a adaptarse ellos a unas vidas que no son adecuadas para los niños, (en mi opinión tampoco para un adulto pero esa es harina de otro costal...).

La verdad, entiendo que muchas mamás y papás se vean obligados a presentarse en la consulta de su doctor llorando a moco tendido, porque la situación de tener a un hijo ingresado les abruma y supera de tal manera que no son capaces de realizar sus tareas laborales con el rendimiento adecuado, suplicando una baja porque su estado emocional no les permite trabajar en las mejores condiciones. ¿De verdad todo esto es necesario?. ¿No hay mejor manera de hacerlo?.

De nuevo vuelvo a gritar en silencio desde mi pupitre...