Te deseo, querida hija...

Muchas veces, cuando te imagino dentro de unos años, caminando por el mundo con tu mochila imaginaria a la espalda, repleta de todas las cosas que te hayan pasado, las que hayas sentido, los acontecimientos felices y los más amargos, todos ellos haciendo de ti la personita en la que te convertirás y de lo que dependerá tu felicidad. Y aunque intento con todas mis fuerzas no tener ninguna expectativa de lo que serás ni de lo que elegirás hacer y no hacer, no puedo evitar tener muchos deseos para ti, deseos que se basan en el ferviente empeño de intentar que logres tu felicidad plena, ayudándote a desarrollarte como la persona única en el mundo que eres, que hagas en cada momento lo que creas más oportuno, siempre desde el respeto y la empatía, que no te dejes llevar por los preceptos que nos vienen ya marcados de lo que se supone que está bien o está mal, por lo que "todo el mundo hace", lo que se ha ido convirtiendo en lo correcto, tan sólo porque sí.

Por eso, cuando pienso en ti, querida hija, tengo millones de buenos deseos y tan sólo una herramienta para hacer que se cumplan, el ejemplo que cada momento y cada día tratamos de ser en tu vida.

Deseo de todo corazón y con todas mis fuerzas mi pequeña...

- Que seas desobediente. Obediencia, que palabra tan fea y tan empleada para hablar de las virtudes que debe tener un niño. Deseo que no obedezcas nunca a nadie, deseo que actúes siempre según tus principios y que como mucho tomes los consejos cuando lo necesites, de las personas que te quieran, y pienses siempre en el porqué de seguir una norma o actuar de una determinada manera.

- Que no respetes a las personas mayores. Espero hija mía, que respetes siempre a todas las personas y seres vivos. A los mayores, a los pequeños y también a los medianos.

- Que no seas aplicada en el cole, para tener un buen futuro. Deseo de corazón que seas aplicada en cualquier lugar, en cada cosa que te propongas y que cada día de tu vida no pierdas nunca las ganas y la ilusión por aprender y conocer cosas nuevas.

- Que no te comas todo lo que te han puesto en el plato, si no tienes más ganas. Espero que la alimentación sea para ti un placer y una manera de saciar tus necesidades y no más.

- Que no te estés quieta. Que te muevas, que saltes, que corras, que bailes, que juegues hasta no poder más.

- Que no conjuntes la ropa y los colores como se nos ha dicho que pega más, sino como más te venga en gana. Que no vistas por apariencias y otras cuestiones raras. Que uses la ropa para tu comodidad, tu gusto y tu diversión. Me muero de amor y de risa, cuando te veo cómo disfrutas ya desde tan pequeñita, jugando a ponerte y quitarte zapatos, y a ponerte bailarinas de brillantina con pijama y chandal, je je... ;-)

-  Que no aceptes como válido y cierto nada porque sí, ni porque lo diga yo, ni porque lo diga papá, ni porque lo diga nadie. Que te cuestiones cada cosa que te digan, que leas, que escuches, que veas. Eso siempre te hará aprender y mejorar.

- Que no dejes que se te coaccione, ni se pongan límites a tu imaginación, a tus proyectos y a tus metas.

- Que no dejes que la ambición dirija toda tu vida.

- Que no pierdas nunca la capacidad que tienes ahora de disfrutar de los pequeños momentos. De un besito al despertar, de un pedacito de queso recién cortado, un paseo hasta la plaza en tu triciclo, de esas primeras sensaciones, como la de la arena de la playa en tus pies...


En definitiva querida hija, te deseo que seas muy feliz. Que no dejes que nadie te imponga lo que tienes que hacer por ningún motivo, ni porque sea más mayor, ni porque tenga más estatus, ni porque sea de diferente sexo, color o altura.

Que rías, sueñes, llores, bailes, te enamores, que viajes y disfrutes la naturaleza, leas, aprendas y aprendas y nunca pierdas la ilusión por aprender más y más.

Para ello tengo plena confianza en ti, mi amor. Confío en la buena persona que eres y serás. Y en las buenas decisiones que seguro aprenderás a tomar. Confío en que sabrás apreciar lo que te hemos transmitido desde que naciste, las ventajas y las bondades de tratar con respeto, de dar amor por encima de todo, de intentar ante todo ponerse siempre en el lugar del otro, antes de juzgar, antes de decir, antes de hacer.